Mis rinconcitos... están en Japón y Libia

Esta semana voy a dejar de lado los rinconcitos por donde he viajado y voy a centrarme en otros dos que lo necesitan mucho más: Japón y Libia.

El viernes pasado hizo una semana del gran terremoto y maremoto que azotó al país. Las muertes estaban aseguradas, ya van unos 9000 muertos y más de 12000 desaparecidos. Pueblos enteros quedaron destrozados y devastados por uno de los terremotos más fuertes de la historia (exactamente el cuarto de más gravedad) Además de toda esta catástrofe, el terremoto afectó a la central nuclear de fukushima, cuya situación ha mejorado con respecto a la semana pasada, pero con el peligro del desprendimiento de residuos de una de las piscinas que podría provocar algún escape. Además uno de los reactores, el reactor tres, tiene plutonio, y las consecuencias de la no refrigeración de este, serían terroríficas.

Libia sin embargo no esta pasando por las consecuencias de una catastrofe natural, pero si por las consecuencias de la actuación humana, en muchas ocasiones peor que cualquier otra. Gadafi, dictador en Libia, lleva gobernando el país durante 40 años, pero como consecuencia de las revoluciones del mundo árabe, Libia también se ha pronunciado y exige la dimisión del militar. El coronel, por desgracia, se niega a dejar el poder y el bando rebelde sigue actuándo en su contra sin importarle las consecuencias. Gadafi ha llegado a entregar armas a todos aquellos que lo apoyen. Como consecuencia de todo esto, centenas de muertos y heridos en todo el país, sobre todo en las ciudades más importantes y los más afectados, como siempre, los que menos culpa tienen de todos: los niños. La negativa del dirigente libio ha llevado a muchos países a intervenir en el país, con tropas militares en el aire, para poder forzar la dimisión del militar, de momento impensable.

Solo compartir con todos lo que estos dos países estan pasando en estos momentos, cada uno de una manera diferente, pero el sufrimiento es el mismo, y que no podamos hacer lo suficiente para remediar.

Porque todos ellos también merecen ser felices en sus rinconcitos.